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Todas las empresas, aun cuando ofrezcan los mismos productos y servicios, son diferentes. Sus procesos operativos, el perfil de sus clientes y su capacidad de acceder a recursos humanos, técnicos y financieros varían de empresa a empresa. Debido a estas diferencias, los controles de prevención de Blanqueo de Capitales y Financiamiento del Terrorismo deben ajustarse a cada empresa obligada para que sean efectivos.

Las regulaciones actuales de prevención de BC/FT, atendiendo las recomendaciones del Grupo de  Acción Financiera (GAFI), han incorporado el requerimiento de aplicar un Enfoque Basado en Riesgo que permita mitigar los riesgos inherentes y propios del modelo de negocio de cada sujeto obligado.

El Enfoque Basado en Riesgo está orientado al desarrollo de un esquema metodológico para analizar el modelo de negocios del sujeto obligado e identificar los riesgos y vulnerabilidades que pudieran ser utilizados para cometer delitos de BC/FT u otros delitos financieros y posteriormente diseñar e implementar procedimientos y controles proporcionales a la dimensión de los riesgos y vulnerabilidades identificados.

Es importante señalar que la aplicación del Enfoque Basado en Riesgo es un ejercicio dinámico que debe realizarse periódicamente, en especial cuando se formalicen cambios en el modelo de negocios, tales como oferta de nuevos productos y servicios, apertura de sucursales en otras jurisdicciones geográficas, aplicación de nuevas tecnologías y demás cambios estratégicos y operativos.

Existen diversas metodologías estándares para guiar el desarrollo del Enfoque Basado en Riesgo como la Norma ISO 31000 para Gestión de Riesgos y el modelo COSO ERM 2017 de Gestión de Riesgos Empresariales, que establecen la secuencia de pasos y actividades que deben ejecutarse para definir los procedimientos y controles de mitigación de vulnerabilidades y riesgos de vinculación con delitos de BC/FT.

El beneficio de la aplicación del Enfoque Basado en Riesgo es que el sujeto obligado es proactivo en la selección de los controles de prevención asignando los recursos (humanos, tecnológicos y financieros) de forma más efectiva. Además, es un significativo ejercicio estratégico para identificar oportunidades de mejora que permiten fortalecer la capacidad gerencial.